Enrique Paris, exministro de Salud: “Es lamentable el mal momento que está viviendo la Clínica Las Condes”
Para la exautoridad y también exdirector de CLC, el retroceso en los indicadores clave de actividad médica al inicio de este año revelan que la institución “ha ido perdiendo su capacidad de atender, aumentando mucho la preocupación”.
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Un negativo inicio de año tuvo Clínica Las Condes (CLC). Y no sólo porque la línea final de su balance pasó de utilidades por $ 2.658 millones a pérdidas por $ 741 millones entre los primeros trimestres de 2022 y 2023, ya que la baja de 22% en sus ingresos revela un caída generalizada en sus indicadores clave de gestión médica. En efecto, las prestaciones ambulatorias disminuyeron 27%, la actividad de urgencia bajó 31% y los exámenes retrocedieron 36%. Además, a marzo registró una ocupación de pabellones de solo 21,9% -por lo cual los ingresos por servicios quirúrgicos cayeron 51% a $ 2.050 millones- mientras que el uso de las camas bordeó apenas un tercio de la capacidad.
Para el dr. Enrique Paris –exministro de Salud, expresidente del Colegio Médico y también ex director de CLC en representación del estamento médico- estos datos duros van más allá de una radiografía a los tres primeros meses de 2023, sino que se inscriben en un proceso de declive general de la institución. “La clínica ha ido perdiendo su capacidad de atender, disminuyendo las atenciones, intervenciones quirúrgicas, urgencia y ocupación de camas; incluso, ha bajado en imagenología y laboratorio. Las últimas cifras aumentan mucho la preocupación por la situación de Clínica Las Condes, que está viviendo un mal momento lamentable”, indicó Paris, quien actualmente preside el Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián (Ipsuss).
Dr. Enrique Paris presidente del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la U. San Sebastián (Ipsuss).
A su juicio, el complejo escenario de CLC tiene implicancias que van más allá de su situación particular. “Evidentemente, para algunos sectores se trata de una clínica de elite, pero sin duda era un referente con muchos programas de ayuda a la comunidad, por ejemplo, solucionando casos quirúrgicos complejos que no se podían resolver en el sistema público. Y durante la pandemia fue capaz de prestar atenciones de forma muy eficiente dentro de una colaboración público-privada virtuosa”, argumenta.
De ahí que enfatiza que el escenario por el que atraviesa CLC es “como la caída de un gigante en el ámbito de la salud privada que tenía un gran prestigio a nivel latinoamericano”.
-Además de los resultados, ¿qué hechos evidencian el escenario en que se encuentra la clínica?
-La pérdida de la acreditación ante la Joint Commission (organización estadounidense que certifica a las mejores instituciones de salud en el mundo) en enero pasado, es una de las situaciones más lamentables desde el punto de vista de cómo se mide la calidad de un establecimiento de salud, y es un daño reputacional muy importante que la gente alejada de este ámbito a lo mejor no valora.
-Sin embargo, desde la clínica han restado dramatismo a la pérdida de esta acreditación de cara a la percepción real de los pacientes...
- Es un error gravísimo, porque todos los lineamientos internacionales en salud -y la Superintendencia lo ha dicho muchas veces– dicen que las personas al buscar una atención tienen que asegurarse de la calidad del lugar donde van a recibirla y qué certificaciones tiene.
-Además de la actividad clínica de CLC, ¿en qué otros ámbitos ve un retroceso?
- Por ejemplo, la vinculación con el medio que tenía CLC prácticamente ha desaparecido, no se escucha nada al nivel de lo que hacía antes, incluso con operativos en regiones. Es necesario retomar los principios básicos que incluían la investigación y la docencia.
Conficto con los médicos
-Uno de los problemas que ha marcado a CLC desde la instalación de su actual controlador –ligado a Cecilia Karlezi- en 2019 ha sido el conflicto con los médicos y su masivo éxodo, que sumaba unos 320 facultativos a inicios de año. ¿Cómo ve ese impacto?
-Es lamentable la cantidad de especialistas reputados -con formación en el extranjero, y desarrollando además investigación y publicaciones muy importantes- que han dejado la clínica o los han hecho abandonarla en el marco de situaciones delicadas. Para un establecimiento sanitario, el capital profesional es lo más importante, y cuando éste disminuye es una pérdida irrecuperable.
-A las demandas interpuestas por médicos por honorarios impagos, se suman las primeras querellas en el ámbito criminal. ¿Qué tan grave es ese conflicto?
-Como cualquier trabajador, merecen que se les respeten sus derechos y se les pague en mérito a su trabajo. En este ámbito, lo que ocurre normalmente es que la entidad pagadora, sea cual sea, realiza el pago a la clínica, y luego ésta lo entrega al prestador médico. Y eso es lo que están reclamando grupos de médicos: que no se ha hecho el traspaso de los ingresos que a ellos les corresponden por su trabajo y han quedado en manos de la clínica.
-¿Cuáles son los errores que se han cometido en este caso?
-Desgraciadamente, se ha hecho una caricatura de los médicos de CLC en cuanto a que ganaban demasiado, o que no pagaban en arriendo, o por la utilización de pabellones o equipos, en una relación que correspondía a lo que ellos ganaban, argumento que utiliza la clínica. Pero los médicos, por su parte, sostienen que como trabajadores merecen una retribución.
Ahora, sí había disputas al interior de la clínica respecto a que cómo se repartían los ingresos, cuánto costaba la hora médica o el pago de los arriendos, eso se podría haber solucionado dialogando y llegando a acuerdos, y no produciendo esta lamentable salida de médicos. Creo que faltó capacidad de llegar a acuerdos.
-¿Cómo evalúa la actuación de las autoridades de salud ante las denuncias del estamento médico de CLC?
-La Superintendencia de Salud -a través de la Intendencia de Prestadores- tiene un rol muy importante, que yo no he escuchado en este caso. Debería hacerse cargo de algunas dudas que existen en relación a la contratación de médicos sin especialidad debidamente certificada, tema que siempre se debe aclarar en un 100%. Y me gustaría también que la Inspección de Trabajo diera su opinión al respecto.
-¿Cuál debería ser el rol del Colegio Médico en este caso?
-Yo creo, y lamento decirlo, el Colegio Médico está prácticamente silencioso, en circunstancias que su voz debería ser mucho más potente en protección de sus afiliados. Aquí hay un sesgo muy llamativo, una especie de silencio para no defender a los prestadores privados con la fuerza que se debería. Creo que la preocupación debería ser homogénea para todos. Tampoco se ve que el Departamento de Medicina Privada del Colegio Médico lleve la voz cantante en este tipo de situaciones que, además, se pueden repetir en otros lugares, ya que no es un universo acotado solamente a una clínica.
Además, en el Colegio Médico existe un tribunal de ética que está obligado a defender a los médicos desde este punto de vista cuando se han tomado decisiones negativas en su contra en la relación entre profesionales dentro de un establecimiento de salud. Y eso tampoco lo he visto.
-¿Cuál podría ser una vía de solución?
-Creo que deben tomarse medidas drásticas y de manera rápida. Deben pasar por dialogar y volver a tener una capacidad de interactuar con los médicos y con el personal que ha sido desvinculado o que se ha ido retirando, a pesar de que el dolor y la frustración son muy grandes entre algunos médicos que fueron despedidos.
Se deberia hacer una reingeniería total, porque el capital más importante de una empresa siempre es el ser humano, y eso hay que rescatarlo.